El lenguaje corporal de los cactus. “Atención, manténgase alejado: no se acerque demasiado a mí, sé cómo defenderme.” Esto es lo que nos están indicando los cactus con su espinosa apariencia. Al mismo tiempo nos demuestran que simbolizan la protección de la vida. Estos camaradas punzantes viven (y florecen) en lugares en los que ninguna otra planta podría existir. Soportan un entorno extremo erigiéndose en auténticos artistas de la supervivencia. Esta característica queda claramente demostrada en las flores de los cactus que se abren rodeadas por la agresiva protección de las espinas afrontando sin temor la luz del sol. En el interior de su coraza de espinas, los cactus almacenan gran cantidad de líquido. Tienen una carne jugosa, generosamente empapada de agua: el elixir de la vida. Esta perspectiva vital de los cactus nos da una idea de la intensidad de la energía que nos pueden aportar las esencias de cactus.

A través de su fuerza energética podremos reforzar nuestra capacidad defensiva, disipar los miedos, superar períodos críticos, “florecer” también en tiempos de escasez y despertar y conservar la esperanza y la estabilidad. Los cactus y suculentas aportan calor haciendo que el corazón gane liviandad y abra sus puertas. Una observación acerca de los nombres de las esencias de cactus: muchos cactus poseen únicamente una denominación latina, que, a menudo, también se somete a discusión y modifica en los círculos de especialistas en botánica. Puesto que, muchas veces, la denominación latina resultará incomprensible a los profanos en la materia y, en parte, porque no existe ningún nombre específico, en el caso de estas esencias he recurrido a neologismos. En cualquier caso, el nombre correcto del cactus es siempre su denominación latina. Gran parte de los cactus son noctífloros y únicamente florecen una vez al año, por lo cual nos reservamos el derecho de realizar modificaciones. Andreas Korte produjo las esencias de cactus en sus hábitats naturales.